Hace tres días que dejó de saberse de humanos sobre la faz de la tierra.
En Londres, el Big Ben, da la hora por última vez. Ya que es necesario darle cuerda a mano una vez cada tres días y no hay nadie para hacerlo. El tiempo del hombre, la historia del hombre se ha detenido, pero la vida en la tierra sigue. Los animales domésticos siguen habitando en casas y edificios y cada vez están más desesperados. Porque hace tres días que nadie les da de comer. Tan solo en Canadá más de dos millones de perros se quedaron atrapados cuando sus propietarios se esfumaran. Estos animales deben escapar de su casa, sino, morirán.
Algunas luces artificiales funcionan todavía, pero pronto se apagarán. Las luces de las plantas nucleares siguen encendidas, los generadores de emergencia que funcionan con gasoil se pusieron en marcha en cuanto falló la electricidad pero cuando se detengan, el edificio provocará una catástrofe sin precedentes.
Día 4 después de la humanidad.
Los elefantes necesitan 180 kilos de comida al día. Y les costará mucho encontrarla en los suelos pavimentados que rodean muchos de los zoológicos.
Los depredadores merodean ya por los barrios residenciales. Los camellos están bien preparados para este nuevo mundo. Comen unos cuantos bocados de cualquier planta que encuentran y deciden qué es peligroso y qué es nutritivo. Cuando encuentran algo que les gusta, atacan y no dejan piedras sin remover para conseguirlo. Mientras los leones continúan buscando alimento, las aves migran. Como ya no estamos, este año, sobrevivirán muchas más. Antes las aves se enfrentaban a un obstáculo mortal cuando atravesaban las ciudades de acero y hormigón como Nueva York. De día los rascacielos de vidrio convierten a las ciudades en el túnel de los espejos. En Estados Unidos, cien millones de aves pierden la vida cada año cuando chocan contra las ventanas. Además, de noche, los pájaros se orientan por las estrellas, pero los humanos iluminan las ciudades para espantar la ciudad. Las aves confundidas por la luz artificial, vuelan alrededor de los edificios hasta que mueren de cansancio. Ahora las aves migratorias pueden volar más seguras sobre las grandes ciudades. Llegarán a sus nidos de invierno millones más que otros años.
En las calles de las ciudades los perros han dejado de ser animales domésticos para convertirse en depredadores. Una semana después de perder a sus amos humanos, los perros han empezado a formar manadas y a luchar por sus territorios y los de raza más pequeña están destinados a huir de la raza más grande.
Ya que al igual que los lobos, los perros también matan a los suyos. Durante las próximas semanas, casi todos los perros de talla pequeña morirán a manos de otros animales.
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