5 años después de la humanidad.
El musgo ha abierto paso a la hierba.
Lo que fue un cuidado campo de fútbol está lleno de naturaleza salvaje.
15 años después de nuestra desaparición.
Los árboles echan raíces donde una vez jugaron niños. Año tras año, la Tierra se libera de nuestro yugo. Los humanos también intentamos gobernar el espacio. Pero ahora, hasta ese rastro de nuestro paso por la Tierra, está a punto de desaparecer.
Ya han pasado 30 años desde que los seres humanos desaparecieron de la Tierra.
La única luz que ilumina las noches es la de la Luna y las estrellas. Antes creábamos una luz perpetua que podía verse desde el espacio. Durante los últimos meses, ha habido cientos de extrañas estrellas fugaces. Algunas han tocado tierra. No son meteoritos normales, estas estrellas fugaces son algunos de los últimos supervivientes de la era espacial. Dejamos 25.000 objetos orbitando la Tierra. La mayor parte es basura. Desde piezas o trozos de cohetes, la basura de los 50 años que trabajamos en el espacio. Hace años que no estamos y no hay nadie que impida que caigan a la Tierra.
Cada 11 años se producen tormentas solares en la superficie del Sol. La radiación que emiten hace que la atmósfera de la Tierra se expanda. Por lo que los satélites y la basura espacial caen más despacio. Los satélites que estaban en las órbitas más lejanas se han ido acercando poco a poco a la Tierra durante los últimos 30 años y por fin, caen en picado.
El mundo ha cambiado desde la última vez que los satélites estuvieron en la Tierra. Las casas se van cayendo poco a poco. Durante tres décadas, los animales han abierto boquetes en paredes y tejados. El viento ha arrastrado tierra y semillas al interior y los árboles crecen ahora en los salones. La lluvia entra en los comedores y las cocinas, por lo que techos y suelos se pudren y se vienen abajo.
En el pasado, en los colegios se explicaba cómo el hombre había dominado la naturaleza. Pero en sólo 30 años, ésta ha recuperado casi todo lo que el ser humano le había quitado.
Los cambios que ha sufrido el planeta son más evidentes que nunca en las costas de todo el mundo. Construimos muchas ciudades cerca de los océanos así que los huracanes han destruido casi todos los edificios. Las mansiones y las casas de campo que habían en Miami son solo un recuerdo. Los océanos aún sufren los efectos del calentamiento global. En tierra firme, las casas se vienen abajo y en el mar, al menos 50.000 barcos han acabado varados en las playas u oxidándose en el fondo de los mares. Los barcos naufragados son como un imán para los tiburones y otros peces. Ya que les ofrecen miles de escondites nuevos para vivir y aparearse.
Tardamos 10.000 años en someter el planeta a nuestra voluntad, pero la naturaleza ya está invadiendo la civilización, la jungla de asfalto. Nuestras ciudades no obstante siguen llenas de vida. Los perros salvajes cazan en manadas por las calles y aceras por las que una vez paseamos nosotros.
30 años desde nuestra repentina marcha, los cristales se han caído sobre las calles desiertas. Había más cristal en un solo rascacielos que todo el que se fabricó en la historia del Imperio Romano. Las ciudades en las que escaseaban los animales están ahora plagadas de presas de caza. La jungla de asfalto se está convirtiendo en una selva de verdad. Como ya no hay ventanas, las aves y otros animales se acomodan en las oficinas que tan valiosas consideramos una vez. Ya no hay nadie que se ocupe de los desperfectos, así que la pintura se va cayendo, al igual que nuestro mundo.
Las ciudades que fueron una vez el centro de nuestro mundo moderno están desapareciendo. Poco
a poco el planeta absorbe todo lo que dejamos atrás.
Cada 11 años se producen tormentas solares en la superficie del Sol. La radiación que emiten hace que la atmósfera de la Tierra se expanda. Por lo que los satélites y la basura espacial caen más despacio. Los satélites que estaban en las órbitas más lejanas se han ido acercando poco a poco a la Tierra durante los últimos 30 años y por fin, caen en picado.
El mundo ha cambiado desde la última vez que los satélites estuvieron en la Tierra. Las casas se van cayendo poco a poco. Durante tres décadas, los animales han abierto boquetes en paredes y tejados. El viento ha arrastrado tierra y semillas al interior y los árboles crecen ahora en los salones. La lluvia entra en los comedores y las cocinas, por lo que techos y suelos se pudren y se vienen abajo.
En el pasado, en los colegios se explicaba cómo el hombre había dominado la naturaleza. Pero en sólo 30 años, ésta ha recuperado casi todo lo que el ser humano le había quitado.
Los cambios que ha sufrido el planeta son más evidentes que nunca en las costas de todo el mundo. Construimos muchas ciudades cerca de los océanos así que los huracanes han destruido casi todos los edificios. Las mansiones y las casas de campo que habían en Miami son solo un recuerdo. Los océanos aún sufren los efectos del calentamiento global. En tierra firme, las casas se vienen abajo y en el mar, al menos 50.000 barcos han acabado varados en las playas u oxidándose en el fondo de los mares. Los barcos naufragados son como un imán para los tiburones y otros peces. Ya que les ofrecen miles de escondites nuevos para vivir y aparearse.
Tardamos 10.000 años en someter el planeta a nuestra voluntad, pero la naturaleza ya está invadiendo la civilización, la jungla de asfalto. Nuestras ciudades no obstante siguen llenas de vida. Los perros salvajes cazan en manadas por las calles y aceras por las que una vez paseamos nosotros.
30 años desde nuestra repentina marcha, los cristales se han caído sobre las calles desiertas. Había más cristal en un solo rascacielos que todo el que se fabricó en la historia del Imperio Romano. Las ciudades en las que escaseaban los animales están ahora plagadas de presas de caza. La jungla de asfalto se está convirtiendo en una selva de verdad. Como ya no hay ventanas, las aves y otros animales se acomodan en las oficinas que tan valiosas consideramos una vez. Ya no hay nadie que se ocupe de los desperfectos, así que la pintura se va cayendo, al igual que nuestro mundo.
Las ciudades que fueron una vez el centro de nuestro mundo moderno están desapareciendo. Poco
a poco el planeta absorbe todo lo que dejamos atrás.
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